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La debilidad de la exportación de carne

Los que no la están pasando bien, dentro de los eslabones de la producción, son los ganaderos que producen novillos para exportación Varios de ellos con los que hablamos esta semana reclaman precios más altos para compensar los costos de terminar animales con más de 450 kilos y calculando además el costos financiero de la inmovilización del capital.

Entre los industriales hay dos realidades distintas. El consumo interno que tiene menos exigencias sanitarias y que puede evadir las comerciales y sobre impositivas disfruta de la reactivación de la demanda interna.

Los precios de la carne según las mediciones del Indec y del IPCVA aumentaron en los últimos meses por encima de la inflación y en el último año la suba fue de 60% mientras que el promedio de precios al consumidor es menor a ese salto. La hacienda además subió más que la inflación, pero menos que la carne. 

También entre los industriales los que no la pasan bien son los ligados al negocio internacional, llamativamente.

Cuando asumió el gobierno dijo que estaba prohibido prohibir exportaciones, cumplió con la palabra, pero no dijo cómo lo iba a hacer. Los costos internos suben, en Argentina hay inflación en dólares, y las rentabilidades se achican. 

Mientas tanto siguen rigiendo las retenciones de 6,75% para la venta de la carne que no va a China que es cerca de la mitad del total y la de más valor, la que se debería producir en una cadena virtuosa y no la que sale de la faena de vacas de descarte. Al menos el peso de ese producto no debería ser tan importante en términos porcentuales. De hecho, Uruguay viene reduciendo la participación de China en sus exportaciones y apuntalando los mercados de valor.

Las empresas piden cambios fiscales que le devuelvan competitividad al negocio. “Es lo necesario para empezar a caminar ese sendero, luego viene todo lo otro. Tasas municipales, ingresos brutos y costos laborales”, dijo un importante exportador cordobés.

La caída de la competitividad exportadora se refleja en los números. En volumen en abril se despacharon 60.000 toneladas. Eso significó un aumento de 20% respecto de marzo pero se sigue 17% debajo de abril del año pasado y por otra parte en el acumulado del año las ventas al extranjero fueron 25% inferiores.

Hay analistas que creen que van a seguir creciendo, pero hay exportadores que dicen que se viene la baja del mercado europeo y que China no quiere pagar un dólar más y que en la feria Sial de Shangai sus importadores mostraron los dientes.

La falta de competitividad se da en un escenario de precios muy altos. La cuota Hilton está en más de 18.000 dólares la tonelada, China paga 5.500 dólares y Estados Unidos 8.000. Aun así, a los empresarios de la carne les cuesta conseguir rentabilidad y reclaman medidas que por ahora no son atendidas. 

Muchos creen que este escenario obligará a un recálculo de precios relativos dentro de la cadena.

Lo que se ve por ahora es que el consumo interno, revitalizado, está pagando más que la exportación.

El novillo que se produce para el mercado local vale 5.400 pesos la carne y el de exportación 5.100/5.300 pesos, eso porque la demanda local en dólares tiene mejor poder de compra gracias al precio que tiene la divisa norteamericana.

Entonces a los mismos frigoríficos les conviene la venta de lo que faenan en la plaza local que soporta estos precios a pesar del alto abastecimiento de carne vacuna que llega a 48 kilos, el mismo volumen ofertan las avícolas y la producción de cerdos provee a la plaza local con más de 20 kilos si se toma en cuenta la venta informal (achique de 25%) y las importaciones. Muchos piensan que el consumo de carne porcina es de 23 kilos. Con esa referencia el mercado interno cuenta con 115 kilos por persona.

FUENTE: Agroeducación