Análisis del mercado ganadero y de las medidas que facilitan la exportación de cueros

Daniel Urcía, presidente de la Cámara que reúne a los frigoríficos de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, analiza las medidas en torno a la exportación de cueros y también lo que está sucediendo con la exportación, el consumo de carnes y las perspectivas de oferta de hacienda para la faena.
Recientemente el gobierno, mediante una resolución, derogó las últimas restricciones vigentes para las exportaciones de cueros.
Este era un reclamo de vieja data del sector frigorífico. Durante la gestión de Mauricio Macri se había planteado la derogación de todo ese sistema que, de alguna manera, impedía la exportación del cuero.
La administración Milei primero eliminó las retenciones, luego avanzó con una normativa que obligaba a un representante de la Cámara de los Curtidores a controlar cada carga, y quedaba esta cuestión que viene de los años 90 y que protegía a esas industrias.
Era una fórmula muy inteligente porque tomaba de base para el cálculo de las retenciones la pieza de cuero de Chicago, que de arranque supera en 10 kilos al promedio de la pieza normal de Argentina. Con eso se encarecía el valor de los derechos que se aplicaban y hacía imposible la exportación.
Con las medidas tomadas no habría impedimento para que se exporte cuero, pero ocurre que se dan en un momento donde este subproducto de la faena ha perdido valor, igualmente creo que es parte de la solución poder exportarlo, porque de lo contrario hay que acopiarlo y eso implica un problema en general, para todas las industrias.
Habilitar su exportación es parte de la solución. Lo que ocurre es que con el acceso a los mercados internacionales no se va a obtener un ingreso de dinero inmediato como sucedía años atrás, en los cuáles el dinero que se percibía servía para pagar costos fijos. El cuero formaba parte del famoso quinto cuarto, pero con el paso de los años ha perdido uso, ha perdido demanda internacional, fundamentalmente de la industria automotriz, y hoy el cuero prácticamente no tiene un valor de recupero.
Con esta eliminación se van a poder colocar nuestros cueros en el mercado mundial, sobre todo en los países del sudeste asiático, donde mayormente se están procesando.
La medida es positiva porque elimina la protección a las curtiembres, sistema que duró más de 50 años y que significó una transferencia de recursos de todo el complejo de ganados y carnes a un sector determinado.
Ahora bien, esto sirve para poder exportar el producto que no tiene valor en el mercado interno y cuya disposición sanitaria, en caso de que se requiriera, también era costosa. Entonces, conseguir un comprador en algún lugar del mundo es una salida válida y bienvenida, pero no se genera un nuevo negocio, no habrá un nuevo ingreso de dinero, lo que se da es una solución a un problema.
Históricamente la industria frigorífica del país se sostuvo gracias al consumo interno. Podemos hablar de los exportadores más importantes de Argentina hoy y muchos de ellos iniciaron su actividad en el consumo, en el abasto. Después tenemos frigoríficos tradicionalmente exportadores, pero el común denominador de la industria argentina siempre fue por un consumo interno muy sólido, que permitió el crecimiento de las empresas.
Hoy lo que estamos viendo es que, luego de la sequía del 2023, hay cierta recomposición del sector ganadero. A su vez, este reacomodamiento de la política económica, que logró controlar la inflación, lo que es sumamente positivo, también genera algunos efectos colaterales en la industria frigorífica: por ejemplo que la materia prima es muy cara en dólares, sobre todo para los exportadores. Cuando se compara el valor en el mercado local resulta que el novillo vale 5 dólares el kilo en gancho y en Brasil 3,60 dólares. Son coyunturas que hay que atravesar. Sabemos que este año va a ser complicado para la industria.
Al mismo tiempo, para el ganadero el negocio ganadero es rentable y hay apuestas hacia un crecimiento de stock, por lo que esperamos a futuro una mayor oferta de ganado y que se recupere la competitividad industrial.
Todavía hay un 6,75% de derechos de exportación en el novillo, que en algún momento se eliminará. Nosotros venimos pidiendo que sea ya. Seguramente en los planes de economía ya eso está estipulado y ojalá que se pueda anticipar porque beneficiaría al sector.
En el mercado interno, los precios de la carne al consumidor son más caros que en Brasil, cosa que no ha pasado muchas veces, pero eso es producto también de la firmeza de los precios de la hacienda, por la recomposición de stock a la que hacíamos referencia.
Al mismo tiempo, vemos que va creciendo la oferta marginal de carne vacuna. Hay faenas en negro, aunque no son las más relevantes; hay faenas clandestinas en los campos que afectan al negocio en las localidades más pequeñas y hay comercio informal de carne y todo eso va complicando la subsistencia de las industrias formales, porque les quita mercados en base a operar con precios más bajos.
Por eso venimos insistiendo con los controles que se tienen que hacer a través de SENASA, de la Dirección de Control Comercial Agropecuario, a través de ARCA y, si lográsemos mejorar el régimen impositivo de las carnicerías, se facilitaría poner en evidencia a los “truchos”, por así decirlo, a los marginales, y eso mejoraría el funcionamiento de todo el sistema a nivel nacional.
Entonces, el negocio tiene precios firmes para la hacienda y hay problemas en las industrias por el incremento de costos, porque los precios tampoco pueden ser trasladados totalmente al consumidor, que marca un techo y no avala más incrementos que los que se dieron.
También hay mucha oferta de pollo y de cerdo, que son las alternativas inmediatas cuando aumenta la carne vacuna.
Entonces, lo que vemos es que mejora el consumo interno por una disminución de la participación de la exportación, pero las fábricas tienen menos actividad porque bajó la faena y porque la competencia de los actores informales dificulta que las cuentas cierren bien.
Para la segunda parte del año creo que puede mejorar un poco la oferta. Para los feedlots es conveniente producir, hay rentabilidad en el engorde a corral y por eso creo que va a mejorar un poquito la oferta para el segundo semestre, pero me parece que la apuesta fuerte que debería darse es la de ir a recrías y poder terminar animales más pesados.
No creo que el mercado interno pague precios superiores a los actuales por el novillito o la vaquillona, por lo cual ir hacia un novillo o una vaquillona de más kilaje y con posibilidades de que salga para la exportación, sería una buena alternativa para los ganaderos.
Venimos con meses con buenas lluvias, hay pasturas y por eso me parece que hacer recrías será una buena salida para muchos ganaderos, aunque otros seguramente optarán por engordes cortos y rápida rotación del capital invertido.
FUENTE: Informe Ganadero