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“Lo vamos a aprovechar”: expectativa en el sector cárnico por el posible acuerdo entre la Argentina y Estados Unidos

Luego de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmara ayer que su país podría comenzar a comprar más carne vacuna argentina para intentar contener los precios internos, la cadena cárnica local se mantiene cautelosa, aunque con expectativa, a la espera de precisiones sobre los detalles del acuerdo comercial bilateral entre ambos países.

Los expertos descartaron que un mayor nivel de ventas a Estados Unidos puedan presionar sobre los precios internos de la carne al público en la Argentina. El año pasado, entre lo vendido por cuota de 20.000 toneladas y por fuera de ella el país le exportó a EE.UU. 33.697,8 toneladas peso producto por US$188,43 millones. Hay previsiones de que al menos podrían sumarse negocios extra por unos US$80 millones.

“Compraríamos carne de res argentina. Si lo hacemos, bajaremos los precios de nuestra carne”, dijo Trump a la prensa a bordo del Air Force One, durante un vuelo de Florida a Washington. El mandatario norteamericano había prometido abordar el tema como parte de sus esfuerzos por controlar la inflación, en un contexto de suba sostenida de los precios de la carne en el mercado norteamericano.

Según explicaron medios norteamericanos, la escalada de precios responde a una combinación de factores: la sequía en zonas ganaderas clave, dificultades logísticas con las importaciones desde México y, sobre todo, la persistente caída del stock bovino en Estados Unidos, que genera tensiones estructurales en la oferta.

En ese contexto, la Argentina aparece como un potencial proveedor confiable. Actualmente, como se dijo, el país tiene una cuota de exportación de carne vacuna a Estados Unidos de apenas 20.000 toneladas con aranceles reducidos.

Aunque las negociaciones se desarrollan bajo estricta confidencialidad, se espera que un eventual entendimiento bilateral incluya la ampliación de ese cupo y la reducción de aranceles para el ingreso de carne argentina por fuera de la cuota, lo que mejoraría la competitividad y abriría nuevas oportunidades comerciales para la cadena de valor local.

En esa línea, el vocero presidencial, Manuel Adorni, reconoció que el tema está sobre la mesa. En el programa de streaming Tiempo Libre, de La Casa, dejó entrever que podría haber avances en un posible acuerdo comercial vinculado a la carne vacuna.

Fuentes del sector exportador admitieron que existe un pacto de confidencialidad entre los gobiernos de ambos países, por lo que aún no hay información oficial. “No tenemos ninguna novedad al respecto, no sabemos qué se está negociando o en qué terminará. Estamos aguardando, por supuesto, como todos, con mucha ansiedad que esto se defina pronto”, señalaron.

Para Fernando Herrera, presidente de la Asociación de Productores Exportadores (APEA), “todo lo que sea mejorar el acceso a cualquier mercado siempre es bueno”. Y añadió: “Si mejora el acceso de la carne argentina a Estados Unidos, por supuesto lo vamos a aprovechar. No sabemos cuál será la contrapartida, contra qué productos que Estados Unidos quiera mandar a la Argentina”.

En tanto, Amadeo Derito, vicepresidente de la Asociación Argentina de Angus, destacó que “por supuesto que es muy interesante para la entidad esa apertura de mercado, porque es en Estados Unidos donde más es conocida la marca Angus por el trabajo de American Angus y el Certified Angus Beef”. “Así que si se abriera y se bajaran los aranceles, podríamos crecer bastante en certificación”, dijo.

Por su parte, el consultor ganadero Víctor Tonelli analizó las posibles implicancias del anuncio: “Cada vez más, los rumores se están convirtiendo en realidad. El último dato surge de la entrevista que le hicieron a Trump que hace foco en el tema de la carne vacuna. Eso podría estar indicando que tal vez haya una ampliación de la cuota americana”.

Actualmente, el ingreso de carne argentina fuera de cuota de las 20.000 toneladas paga un arancel del 36,4% sobre el valor FOB, un nivel que limita seriamente la competitividad del producto en el mercado norteamericano porque a eso hay que sumar flete y seguro.

“Hoy estamos pagando un arancel básico de ingreso del 10% dentro de la cuota, y 36,4 % fuera de cuota. Ese 26,4% de diferencia representa entre 1500 y 1600 dólares más por tonelada que hoy queda en las arcas del gobierno americano. Si se ampliara el cupo o se redujeran los aranceles, ese beneficio podría distribuirse entre importadores y exportadores”, explicó Tonelli a LA NACION.

De acuerdo con su estimación, si se llevara la cuota libre de aranceles de las actuales 20.000 toneladas a 60.000 u 80.000, el beneficio total para el sector podría alcanzar hasta US$1000 adicionales [la tonelada], dependiendo de cómo se distribuya el diferencial entre las partes.

“Hoy, el volumen exportado por la Argentina a Estados Unidos fuera de la cuota de las 20.000 es bajo, en función del potencial que tiene. Este año, terminaremos entre 16.000 y 20.000 toneladas fuera de cuota”, dijo.

Tonelli comparó la situación argentina con la de Uruguay: “Mi impresión, cuando miro a Uruguay, que exporta más de cuatro veces fuera de cuota lo que representa dentro de cuota, un 400% más, es que la Argentina tiene un potencial enorme de crecimiento que hoy no está aprovechando. Existe una demanda americana pero fuera de cuota“. Uruguay posee el mismo cupo sin aranceles.

Para el consultor, con las exportaciones actuales fuera del cupo, es relativamente poco el beneficio extra. Esto cambiaría si la Argentina explotara su actividad como lo hace Uruguay y además se adicionara la reducción de aranceles prevista.

“A las 16.000 a 20.000 toneladas que se exportan fuera de cuota actualmente, habría que agregarle entre 30.000, 40.000 o 50.000 toneladas más. Ahí, sí podrá verse un beneficio a distribuir de 60 u 80 millones de dólares adicionales, son grandes números. Es muy difícil hacer la cuenta porque la Argentina no está mostrando todo su potencial de exportación a Estados Unidos como lo hace Uruguay. Lo que hoy se exporta a China podría volcarse a Estados Unidos”, insistió.

En ese sentido, días atrás, Nelson Illescas, director de contenidos y comunicación del Grupo de Países Productores del Sur (GPS), analizó el posible impacto geopolítico del acuerdo, en particular respecto de la relación con China, principal comprador de carne argentina. “Este acuerdo bilateral con Estados Unidos, en tanto y en cuanto no exija que la Argentina deje de comerciar con China, no perjudicaría la relación comercial con el país asiático”, aseguró.

Y agregó: “No veo un escenario en el cual Estados Unidos diga de no comerciar más con China. Eso es imposible. Pero si lo planteara, a la Argentina le sería muy complejo de cumplirlo, porque no tiene dónde colocar esa mercadería. Incluso si Estados Unidos dijera que compra todo lo que iba a China, tampoco es factible que absorba toda esa cantidad de productos”.

Mercado interno

En cuanto a si una mayor apertura del mercado norteamericano podría generar un aumento en el precio de la carne en el mercado interno, Tonelli fue categórico: “No veo ningún impacto. La exportación representa solo el 30% del volumen total. Esto no va a tener efecto en el mercado doméstico. Exportamos alrededor de 550.000 toneladas, y esto podría aumentar, exagerando, un 10% más la exportación (7000 toneladas más por mes), sobre una producción total de más de un millón de toneladas mensuales. No hay posibilidad de que eso influya en los precios locales”.

Según Tonelli, el efecto principal se dará en la rentabilidad del sector exportador, que “va a poder pagar mejor o transferir parte de este beneficio a los productores de novillo pesado”, sin afectar al mercado del ganado liviano destinado al consumo interno. “Son dos mercados distintos y no veo que haya colisión”, subrayó.

En definitiva, la expectativa es alta, pero la prudencia también. La cadena cárnica argentina observa con atención los movimientos diplomáticos entre Buenos Aires y Washington, sabiendo que una apertura efectiva del mercado norteamericano podría significar una mejora concreta en la rentabilidad y la competitividad externa, sin trasladarse a los precios locales, según dijeron.

FUENTE: La Nación