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Impactos de la situación impositiva y de las altas tasas en el negocio exportador

Sebastián Castillo, de la firma exportadora Abuelo Julio, dice que se requiere contar con una competitividad sistémica que no dependa del tipo de cambio y analizó también el efecto que tiene el alto costo del dinero.

En primer término, estamos en precios internacionales de la carne históricamente altos y con mucho interés por la demanda de carne de múltiples destinos. Los cortes Hilton tienen valores altísimos ya hace más de seis meses y hay muchísimo interés también por parte de nuevos destinos que por ahí no eran tradicionales para la carne argentina.

Pero en el plano interno seguimos con las dificultades de siempre en cuanto a la competitividad de las exportaciones de carne vacuna, que más que asociarla a lo que sucede con el tipo de cambio, hay que vincularla a los aspectos impositivos del negocio.

La baja de retenciones a la carne de novillo nos dejó con gusto a poco. En los días previos se rumoreaba que se iban a quitar en su totalidad y eso hizo que empezara a subir el precio de la hacienda. Pero terminamos teniendo una reducción de retenciones bastante inferior a lo que fue la suba del novillo, por lo que terminó perjudicando al negocio.

Luego hubo movimientos en el tipo de cambio, oscilaciones que van y vienen, pero a mí no me parece que tengamos que mirar nuestra competitividad exclusivamente por el tipo de cambio, porque si en los próximos meses se estanca volvemos a la situación anterior.

Creo que la competitividad de un país no tiene que pasar por el tipo de cambio, tiene que pasar por la situación interna, las cuestiones fiscales y en ese aspecto en la Argentina hay mucho por corregir.

No es un tema que se va a resolver en un mes, es de larga data. Considero que nuestra estructura impositiva es muy nociva para cualquier negocio de exportación.

Hoy nuestro novillo en términos globales no está caro, o sea no estamos en precios extremadamente caros, comparado con el novillo de otros destinos como Australia, Nueva Zelanda o Estados Unidos, que están en valores significativamente más altos que en la Argentina, pero perdemos esa diferencia cuando luego hay que pagar ingresos brutos, el impuesto del cheque, cuando la cobranza del IVA de exportación demora el doble o el triple de lo que solía demorar, etc.

Además hay otro problema: las tasas de interés son muy elevadas. La exportación es un negocio ajustado también por el tema del costo del dinero.

Tenemos tasas bastante altas en pesos y en dólares y eso pone presión sobre los índices de rentabilidad.

Hay una tremenda falta de liquidez que, obviamente, tiene como intención contener al dólar, pero eso perjudica al negocio, tanto al que compra como al que vende. Hay un “apretón” muy grande, que se está sintiendo en el sector y en el nivel de actividad económica. Entendemos que hay razones para que la situación financiera sea esta, pero si la miramos en función de nuestro negocio, es perjudicial.

Lo bueno de esta situación, además de la mejora circunstancial de la competitividad cambiaria que se refleja en los valores en dólares del novillo, es que los precios de la carne parecerían se van a sostener en niveles altos.

En cuanto a la oferta de esta categoría, creo que falta hacienda pesada porque muchos operadores estamos tratando de agregarle más kilos a lo que se está recriando y engordando, eso implica más tiempo de producción y eso también está relacionado con la tasa de interés, porque tener más tiempo la hacienda en la recría o en los corrales de terminación tiene un costo alto por el dinero y su impacto es aún mayor para las empresas que operan con tasas en pesos, que para los exportadores que accedemos a tasas en dólares.

FUENTE: Informe Ganadero