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Diferentes factores están complicando a la industria frigorífica y preocupa el escenario para 2026

Juan Manuel Beltrán, del frigorífico cordobés Bustos y Beltrán, explica qué pasa con los costos sectoriales, los ingresos que obtienen por subproductos y la venta de carne. La escasez de ganado obliga a trasladar las mejoras en los precios del producto final al de la hacienda, que cada vez tiene precios más altos. Crece la preocupación porque los números no cierran.

La situación de la industria frigorífica es cada vez más complicada. Los precios de la hacienda -tanto de consumo como para exportación- tuvieron este año subas realmente muy significativas que no pueden ser compensadas por los precios, ni por la faena, que es hasta ahora similar a la del año pasado.

Los precios del ganado tuvieron subas que superan por mucho a la inflación promedio de la economía argentina y a los costos del sector; eso va a afectar a muchas industrias y ya estamos escuchando versiones de dificultades para el cumplimiento de las obligaciones en algunas fábricas.

La capacidad instalada de la industria es mucho mayor a la oferta de ganado. En este contexto de fuerte suba de costos (recordemos que la hacienda, como insumo, es el de mayor peso para el sector), la compensación sería una faena más elevada, que no parece posible hasta ahora y una suba en los precios de la carne en el consumo y la exportación que acompañen esos incrementos, lo que tampoco parece posible.

Por el contrario, en la exportación hay precios a la baja. Además, se prevé menos oferta el año que viene, lo que agravará la situación.

Este año hubo incrementos en las tarifas energéticas y combustibles que fueron acompañando a la inflación. También tuvieron las correspondientes y necesarias actualizaciones los salarios de los empleados, negociación en la cual la industria no tiene mucho poder de fuego por lo costoso que puede ser un conflicto laboral, que lleve a la paralización de la faena o producción de carne.

Además los subproductos están en niveles mínimos y en verano cae la demanda de menudencias. El sebo y el cuero también están por el piso.

Con esos subproductos, varios años atrás, las empresas pagaban algunos costos fijos, incluso los salarios.
Hoy sus precios son tan bajos que en todos lados se está cobrando por la faena, pero como al mismo tiempo se da una competencia en la industria consumera por la permanencia de los usuarios, en algu- nos casos se cobra menos de lo que vale producir un kilo de carne.

Esa situación, de mantenerse, traerá consecuencias no deseadas.

El costo de producir un kilo en la faena es muy variable en función del tamaño de la empresa, el volumen de ganado que procesa, la modernidad de su equipamiento, su logística, y otras cuestiones. Lo cierto es que sin escala los costos son altísimos.

No nos podemos quejar de la respuesta que este año tuvo el consumo interno, los precios de la carne aumentaron más que la inflación, pero no lo suficiente para compensar la suba de costos sectoriales.
También hubo buenos precios en la exportación de carne vacuna este año. Si bien el 2025 arrancó mal, con caídas en los niveles de embarques de casi 20% en el primer trimestre, luego se recuperaron las ventas y los precios.

Pero sucede lo mismo que con el consumo, los precios no acompañan la suba de costos y además ahora entramos en un período de baja de la demanda y de los precios.

China este mes compró menos y presiona los precios a la baja. Los importadores de ese país están esperando las definiciones de su gobierno sobre la salvaguarda. Está previsto que esto se publique el 26 de este mes. No hay filtraciones al respecto, pero algunos creen que podría establecerse una cuota anual o quizás haya un incremento de aranceles, que hoy son del 12%. Hay que esperar para ver qué pasa, por ahora el mercado se enfrió.

En el caso de Europa, entramos en un momento del año de baja de precios, porque lo que se embarca ahora llega para las Fiestas, momento de mucho frío y poca vida fuera del hogar, que es donde más se consume carne, en el famoso canal HORECA (hoteles, restaurantes y catering).

Además hay competencia de la carne que entra en el marco de la cuota 481, que presiona los valores a la baja. La caída es del 15%, muy importante en este escenario de precios al alza del ganado.

El faltante de hacienda que estamos viendo en esta época del año no es coyuntural, la situación es más bien estructural y vamos a un 2026 en el que algunos analistas consideran que la faena va a bajar. Entonces, si la demanda mundial o local fuera firme el año que viene, ese beneficio se trasladaría al precio de la hacienda y no sería capitalizado por las fábricas.

Este año el criador fue el más beneficiado en la cadena, lo que se requiere es que esa rentabilidad se traduzca en inversiones que mejoren la productividad, es decir que se transformen en más terneros a los que agregarle kilos en las recrías y engordes, para incrementar la oferta de carne.

Pero ese proceso, que considero se va a dar, no genera resultados en forma inmediata. Para ver sus efectos habrá que esperar un par de años. Mientras tanto la industria va a tener que hacer malabares para sortear la situación que es muy complicada.

FUENTE: Informe Ganadero