Fiebre aftosa en Argentina: entre la protección y el debate sobre la vacunación

La fiebre aftosa es una de las enfermedades animales más temidas por sus graves consecuencias económicas y sanitarias. En Argentina, el virus no circula desde hace casi 20 años y el país mantiene el estatus de “libre con vacunación”.
Sin embargo, la discusión sobre si corresponde o no dejar de vacunar a la hacienda bovina está sobre la mesa.
El médico veterinario Sergio Duffy, especialista con amplia trayectoria en sanidad animal, analizó esta situación y los desafíos que enfrenta la producción ganadera nacional. Su exposición se centró en dos ejes: mantener el estatus de libre y estar preparados para responder ante un eventual reingreso del virus.
El estatus sanitario de Argentina
Actualmente todo el territorio argentino es libre de fiebre aftosa y los países limítrofes (Uruguay, Paraguay, Brasil, Bolivia y Chile) también se encuentran libres, con o sin vacunación. Este escenario reduce riesgos, pero no los elimina: basta un animal infectado para perder el estatus sanitario.
Los riesgos se dividen en tres etapas:
- Introducción del virus al país, ya sea por animales, productos o movimientos ilegales.
- Exposición de animales susceptibles, por fallas en bioseguridad, residuos alimenticios no tratados o escapes de laboratorio.
- Infección y posterior diseminación en la población bovina y otras especies.
Vacunar o no vacunar: una tercera barrera.
La vacunación sistemática actúa como una tercera barrera de protección, reduciendo la probabilidad de que un animal expuesto se infecte. Sin embargo, no es una garantía absoluta: aun los bovinos vacunados pueden contagiarse, aunque con mucha menor probabilidad que los no vacunados.
Duffy fue claro: lo más importante no es la vacuna, sino evitar que el virus entre al país. La prevención en fronteras, la destrucción segura de residuos de aviones y barcos internacionales, y la bioseguridad en laboratorios son medidas decisivas.
Preparación frente a un brote
Si el virus reingresara, el punto crítico es la detección precoz y la notificación inmediata. Retrasos en sospechas, diagnósticos o respuestas restan eficacia a cualquier sistema, incluso con vacunación sistemática.
En países que no vacunan, la vacunación de emergencia se considera desde el primer día. En países como Argentina, donde sí se vacuna, la inmunidad existente otorga ventaja: facilita el control, reduce pérdidas y permite actuar más rápido.
Calidad y limitaciones de las vacunas
Argentina utiliza vacunas de excelente calidad, que incluyen los serotipos A y O, responsables de la mayoría de los brotes mundiales. Estas vacunas demostraron alta eficacia no sólo contra cepas regionales, sino también frente a más de 130 variantes de África y Asia. No obstante, existen limitaciones:
- No protegen contra serotipos no incluidos (Asia 1 y SAT).
- No cubren especies no vacunadas (pequeños rumiantes y porcinos).
- La protección nunca es total: algunos animales vacunados pueden infectarse.
Decisión sanitaria y política
La continuidad o no de la vacunación sistemática no es solo un tema técnico: es una decisión política y económica, que debe tomarse en consenso entre el SENASA, productores, veterinarios privados y demás actores.
Si bien dejar de vacunar puede mejorar el acceso a mercados (países libres sin vacunación enfrentan menos restricciones), también aumenta la vulnerabilidad ante un brote. Por ello, los sistemas de vigilancia, diagnóstico y respuesta deben fortalecerse ahora, no después de suspender la vacunación.
Riesgo regional
En cuanto a los países vecinos, Duffy remarcó que Brasil y Bolivia han dejado de vacunar en algunas zonas tras planes de control muy prolongados. En tres años, estados como Río Grande y Paraná tienen más del 40 % de su rodeo sin inmunidad y, sin embargo, no se han detectado focos. Esto indica que no hay virus circulando. Además, estudios epidemiológicos muestran que el Cono Sur funciona como una sub- región independiente, donde históricamente no se registraron movimientos de virus desde la Amazonía u otras zonas andinas hacia Argentina y sus vecinos directos.
Reflexiones finales
- La fiebre aftosa sigue siendo una amenaza latente.
- La vacunación sistemática es útil, pero no sustituye a un sistema sanitario sólido.
- La verdadera clave está en prevenir la introducción del virus y mejorar la capacidad de respuesta.
- La decisión de dejar de vacunar debe ser fruto de un consenso amplio, basado en criterios sanitarios, económicos y políticos.
FUENTE: Sergio Duffy – Informe Ganadero