Martes, 26 Mayo 2020

Identificación individual de la hacienda: ¿Es un golpe mortal o un instrumento para modernizar la ganadería?

Identificación individual de la hacienda: ¿Es un golpe mortal o un instrumento para modernizar la ganadería?

Columna de opinión de Horacio Cepeda, especialista en Industria y Negociaciones Económicas Internacionales

 

El 18 de mayo, en una entrevista en Bichos de Campo se trató entre otros temas la vinculación entre Covid-19, trazabilidad e identidad individual de los bovinos.

En esa oportunidad, el reconocido experto y ex presidente de SENASA, entre otros importantes cargos, Jorge Dillon rechazó fuertemente que se relacione a la Pandemia con la salubridad de la carne vacuna y acertadamente señaló que no existe vinculación entre una enfermedad principalmente humana y el rodeo vacuno.

En otra parte de la entrevista, sin embargo, el periodista vinculó este tema con las posiciones que plantean la necesidad de avanzar con la identidad individual y la trazabilidad de la producción, a lo que el ex presidente de SENASA señaló que con la trazabilidad de lote era suficiente y que la trazabilidad individual “es disminuir la competitividad de la ganadería argentina, es un puñal en el corazón de la ganadería”.

La opinión, un tanto extrema, indica que avanzar en el proceso de identificación individual de los animales y la consiguiente trazabilidad “es una locura”.

Llama la atención semejante postura cuando este tipo de prácticas se aplican en cada vez más países, con niveles de calidad y salubridad altamente exigentes y donde, en el mismo reportaje, se señala que las exigencias de salubridad volcadas en los protocolos de acceso a mercados, como ejemplo el negociado con China, son decididamente barreras, por lo desmedidas, sanitarias.

Si ir hacia dónde van los mercados y los países competidores en los segmentos más exigentes es una locura alguien se está equivocando y no pareciera que sean todos los demás. Sobre todo, cuando hablamos de un país que para saber cuántos animales tiene en su rodeo, debe hacer inferencias poco precisas a partir de las vacunas supuestamente aplicada, porque exactamente no lo sabe y no tiene forma de saberlo.

No debemos ir muy lejos para ver como deberíamos gestionar nuestra ganadería. Uruguay nos está dando una clase de como la política ganadera es una política de estado, consensuada por los diferentes grupos políticos que en 2006 aprobaron por unanimidad la Ley 17997, que creó el Sistema de Identificación y Registro Animal entendiendo que el eje estratégico era avanzar en la calidad y salubridad, porque ahí se encontraba la clave de conseguir mayor competitividad y mejores precios para los productores.

En ese sentido, la cadena ganadera argentina debería preguntarse porque con un rodeo similar el novillo en Uruguay cotiza 3,3 dólares el kilo vivo y en Argentina 2,43 dólares, y además debería hacer los números de lo que podría ganar siguiendo el camino de la confiabilidad y transparencia.

Son muchos los especialistas que dicen que tenemos una agricultura del siglo XXI y una ganadería del siglo XX.

Debemos entender que la demanda de proteínas animales sigue creciendo, que es más rentable estar en los segmentos Premium que en los commodities, que estos mercados son de demanda y no de oferta, que junto con la sofisticación de los consumidores aumentan las exigencias, que no se puede seguir conviviendo con dobles estándares (mercado interno/mercado externo) y que el mundo está mutando de la producción de bienes a la producción de información.

Por eso la discusión sobre identificación individual es una discusión sobre si tendremos información o no. La información tiene un enorme valor, y ese valor sirve para que el productor sea más eficiente y mejore su rentabilidad; para que el frigorífico pueda segmentar mercados tanto en la compra como en la venta; y para que el exportador logre acceder a mercados más exigentes. Sobre todo sirve para crear valor.

No avanzar en la identificación individual y la trazabilidad, más que evitar el puñal nos haría pegarnos nuevamente un tiro en el pie.

FUENTE: Bichos de Campo

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