Lunes, 03 Mayo 2021

El sector ganadero europeo expresa su opinión sobre la promoción de la carne sintética

El sector ganadero europeo expresa su opinión sobre la promoción de la carne sintética

Los debates en torno a la ganadería y al consumo de carne viven un auge tanto en Europa como en otros países occidentales. Como profesionales del sector ganadero europeo, somos conscientes de ello y hacemos todo lo que podemos para emprender acciones que respondan a las exigencias de la sociedad y a las cuestiones medioambientales. Todavía se puede hacer más (y se hará).

 

A medida que se aproxima la fecha de la Cumbre de la ONU sobre los sistemas alimentarios, diferentes líderes de opinión ajenos a la comunidad agraria han dado un empujón a la promoción de la carne sintética fabricada en laboratorios.

Como consideran que la producción de carne sintética es la solución estrella a los desafíos medioambientales, los magnates de la tecnología y otros promueven con entusiasmo la producción de carne artificial, con potentes declaraciones a su favor e ingentes inversiones en el sector.

Resulta paradójico que esta visión de alta tecnología para la producción de carne, que ha ido ganando tanto terreno en los últimos años, no se explique lo suficiente en la esfera pública.

Nosotros, los profesionales de la ganadería europea, pensamos que este punto de vista y el modelo que fomenta merecen un debate en foros públicos para que se conozcan públicamente los efectos sociales, medioambientales, económicos y sanitarios que conlleva.

Afirmar que una dieta sin ‘carne de verdad’ y una Europa sin ganadería son la respuesta a los problemas que plantea el cambio climático resulta erróneo y podría tener consecuencias desastrosas para nuestra alimentación, nuestro territorio, nuestro medio ambiente, nuestra diversidad y nuestra cultura.

Los líderes de opinión que promueven la carne sintética pretenden defender de forma unánime que la ciencia ya ha decidido el futuro de la ganadería. Al parecer, piensan que cualquier debate sobre esta cuestión en el seno de la comunidad científica acabará abogando inevitablemente por dar fin a la ganadería.

Es una visión que algunos medios de comunicación también patrocinan, a pesar de que el amplio corpus de investigaciones académicas contradice ciertamente semejantes alegaciones.

Los mismos líderes de opinión a menudo obvian el hecho de que los ganaderos, en especial en Europa, han apostado por la innovación a largo plazo y ya han pasado a la acción, utilizando soluciones tecnológicas y otras, con el fin de hacer más sostenibles sus actividades y mejorar el bienestar de sus animales.

El sector ganadero en Europa ha logrado reducir, año tras año, las emisiones de CO2 que emanan de la producción, gracias a un amplio abanico de medidas e iniciativas y pese a la baja renta que perciben los productores. Lo cierto es que la producción global de la agricultura europea ha aumentado un 25% desde 1990, y durante el mismo periodo, el sector ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero un 20%.

En el plano de la salud, debemos tomar en consideración que los nutrientes complejos que están presentes de forma natural en la carne (vitaminas, oligoelementos, etc.), serán difíciles de duplicar.

Tampoco deberíamos ignorar que el paso a la carne sintética podría causar problemas de seguridad alimentaria en los países que dependen de nuestra ganadería y nuestras exportaciones ganaderas, por no hablar del creciente desequilibrio entre los distintos actores de la cadena de suministro o las repercusiones en la disponibilidad de proteínas cárnicas asequibles para el consumidor.

Además, evaluar todos los aspectos sociales, ambientales y económicos ligados a la desaparición del sector ganadero en Europa es un proceso harto complejo, incluso para los científicos de las disciplinas agrícola y animal.

Sea como fuere, pasar completamente a la carne sintética acarrearía por lo menos tres consecuencias innegables, a saber:

* Europa perderá un bastión de la bioeconomía circular. La ganadería cumple diversas funciones valiosas que, de no existir, desaparecerían. Por ejemplo, contribuye a una agricultura más eficiente al valorizar los subproductos de la cadena alimentaria. Un proceso importante es el reciclaje (o reciclado revalorizador, retomando el término anglosajón upcycling) de biomasa a partir de la hierba, la paja o el afrecho, que no son aptos para el consumo humano. Sin la ganadería, estos residuos y subproductos se convertirían en seguida en una carga ecológica, dado que la demanda de consumo de alimentos transformados aumenta. El sector ganadero no solo produce alimentos sino también una panoplia de subproductos, como estiércol y demás efluentes de ganadería. En la actualidad, en el 40% de las superficies cultivadas del planeta se utilizan abonos orgánicos procedentes de la producción ganadera. Una Europa sin ganadería provocará un aumento considerable del uso de fertilizantes sintéticos. También será difícil sustituir sin un elevado coste ambiental y socioeconómico muchos otros subproductos más desconocidos: el cuero se reemplazaría por materiales a base de combustibles fósiles; algunos ingredientes farmacéuticos se sustituirían por ingredientes sintéticos, etc. ¿Es éste el modelo de sociedad que imagina el Pacto Verde?

* La Europa rural quedará desalmada y la producción alimentaria en manos de unas pocas compañías tecnológicas. Hoy en día la ganadería es un componente vital de la Europa rural. Este sector está presente en casi todas las regiones de Europa, en una amplia diversidad de sistemas de producción según las condiciones económicas, geográficas y sociológicas de cada zona. El sector ganadero contribuye de manera significativa a la economía europea (168.000 millones € al año, 45% de toda la actividad agraria), así como a la balanza comercial y a la creación de cerca de 30 millones de puestos de trabajo. Sin la ganadería, se acelerará el éxodo rural, se intensificará la presión demográfica en nuestras ciudades y se acentuará la desconexión de la naturaleza y de nuestro patrimonio cultural. La revolución de la carne sintética tal y como se concibe no será un sistema de libre acceso. Los alimentos artificiales serán productos de alta ingeniería, ultraprocesados y sujetos a patentes. Por ende, no cabe duda de que en una sociedad con carne 100% sintética habría una producción caracterizada por la concentración, la relocalización y desvinculada de la naturaleza y el mundo rural. Si el ideal de una sociedad sin ganadería se guía por la filantropía, habrá que compartir las patentes y las tecnologías con todo el mundo, en especial, con los países en vías de desarrollo.

* La reducción significativa de la huella de carbono de nuestra comida, tal y como prometen los sustitutos sintéticos, no ocurrirá. Desde un punto de vista climático, un mundo sin ganadería no se parecería precisamente al mundo con el soñamos. Sin los rumiantes, será extremadamente complicado conservar nuestras praderas, dehesas y paisajes de monte bajo en Europa. La ganadería regula los ciclos ecológicos, es el colofón del ciclo de los nutrientes y mejora la fertilidad de los suelos y la absorción del carbono, gracias al reciclaje y uso del estiércol como recurso orgánico y al uso de los pastos no aptos para el cultivo. En las zonas que combinan agricultura y ganadería, la rotación con pastos también sirve para cortar el ciclo de las plagas de los cultivos, lo que permite a los agricultores limitar el uso de plaguicidas. Además, no se ha analizado en profundidad la huella de carbono de las alternativas sintéticas a la carne, que quizás no sea tan buena como se supone8. ¿De dónde provendrá el suero para producir los tejidos cultivados? ¿Cuánta energía será necesaria para hacer crecer los tejidos? ¿Qué antibióticos, fungicidas u hormonas se requerirán para controlar la producción?

Si de verdad se quiere cambiar el impacto ecológico de la producción de proteínas cárnicas, hay que invertir en innovación en el sector ganadero. Nuestro sector es el primero interesado en innovar y se ha comprometido a seguir reduciendo su impacto. La capacidad que tiene nuestro sector para reducir sus emisiones y sus efectos eclipsa cualquier impacto que una carne alternativa pudiera tener.

En conclusión, nos gustaría citar a Jean-Louis Peryaud, un agrónomo francés del INRAE, quien afirmó en 2017 que “un mundo desprovisto de ganadería es tan solo una utopía a corto, medio y largo plazo. Ha llegado el momento de que retomemos posiciones más realistas basadas en hechos. Acabar con la ganadería sería un gran sinsentido para la humanidad. Pero eso no significa que no haya que realizar mejoras en nuestras prácticas ganaderas, para respetar a los animales, ofrecerles una vida decente y cerciorarnos de que no sufran dolor ni estrés durante el sacrificio. Hay que seguir investigando e innovando para reducir los efectos dañinos de la ganadería y multiplicar los servicios que ofrece a nuestra sociedad”.

Fuente: Interempresas.net

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