Jueves, 26 Marzo 2020

El cuero tiene olor a podrido: Las curtiembres ya ni los retiran y nadie sabe qué hacer con ese subproducto

El cuero tiene olor a podrido: Las curtiembres ya ni los retiran y nadie sabe qué hacer con ese subproducto

Casi siempre que se habla de cueros en la Argentina suele sentirse cierto olor a podrido. Desde hace décadas que esa industria, la curtidora, está protegida por un régimen arancelario que le permite manejar los hilos de un negocio millonario y que perdura cualquiera sea el signo ideológico de los gobiernos.

 

Cuentan los frigoríficos que ahora ese eterno tufillo a sospecha está teniendo olor a podrido en serio: se pudren los cueros literalmente. Y se pudren porque las curtiembres -en medio de la crisis del Coronavirus- ya no estarían retirando de las plantas ese subproducto de la faena de bovinos.

Así, mientras la matanza de animales continúa sin pausa, porque la gente está encerrada y quiere carne, la pila de los cueros frescos se va acumulando. Y comienza a destilar olores que ni te cuento.

Desde la industria frigorífica están advirtiendo a viva voz que la acumulación de cueros frescos y sanguinolentos se está tornando peligrosa y podría incluso obligarlos a frenar la actividad, con el consecuente perjuicio en la provisión de carne para los grandes centros poblados. ¿Será para tanto? Coincidieron dos entidades en denunciar públicamente la situación y son las que agrupan a los principales matarifes y frigoríficos del conurbano.

“Lo venimos alertando desde el inicio del aislamiento y lamentablemente la cuestión cueros sigue trabada con tendencia a empeorar: A la fecha, muchas curtiembres no reciben los cueros y las pocas que aun lo reciben a valor cero anunciaron que en breve (pocos días) dejarán de recibirlos”, advirtió CADIF (Cámara de la Industria Frigorífica), que agrupa a varias plantas importantes.

“Desde la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores instamos a las autoridades y a la Industria del Cuero a resolver en forma perentoria el levantamiento y comercialización de los mismos, removiendo los obstáculos que se presentan en su comercialización y exportación”, confirmaron desde ese segundo sector, que también es clave para el negocio de la carne.

¿Y qué sucede? ¿Por qué las curtiembres ya no retiran los cueros?

Añaden fuentes de la industria frigorífica que la excusa es la que vienen esgrimiendo en todos estos últimos meses: que el producto ya no tiene demanda a nivel mundial (ya no se usaría tanto cuero como antes) y que entonces no sería redituable seguir produciendo piezas que tienen un valor ridículo, que no cubre los costos.

 

Aún así, hasta ahora el sistema funcionaba, porque algunos frigoríficos incluso le pagaban a las curtiembres para que retiraran ese subproducto de la faena: Lo entregaban gratis y hasta le ponían dinero encima. Pero desde que comenzó la crisis del Coronavirus se detuvo también ese flujo.

En primera instancia se creyó que este absoluto parate se había desencadenado porque el Poder Ejecutivo, al definir la cuarentena forzosa, no incluyó a las curtiembres entre los sectores excluidos de cumplirla. Pero el viernes pasado el gobierno corrigió esa omisión. Aún así, el sector curtidos todavía no habría reanudado los retiros de los cueros de los frigoríficos. Y éstos se acumulan olorosamente.

¿Y qué se hacía hasta ahora cuando sobraba demasiado ese subproducto de la faena? Se enterraban en lugares habilitados.

Pero CADIF remarcó en su comunicado que eso ahora tampoco es posible. “El CEAMSE aun no permite la disposición final de los cueros frescos, los cuales (sorpresivamente) han dejado de ser una materia prima con valor comercial y han pasado a ser un desperdicio de costosa, riesgosa o imposible disposición”, explicó la entidad.

Una opción, mientras estos cueros que nadie quiere no puedan ser arrojados en el cinturón ecológico,sería salarlos a la vieja usanza, para evitar al menos su podredumbre y los malos olores.

Allí habría un segundo problema, porque al parecer lo que falta ahora es la sal. Por eso los frigoríficos pidieron a las aurtoridades que hay que “garantizar la provisión de sal, elemento esencial para evitar la putrefacción de los cueros. Hoy la sal es imposible de conseguirse por el aislamiento”.

¿Y por qué no los exportamos hacia otros países más inteligentes que nosotros y capaces de darle valor a 13 millones de cueros? Es que ese es el volumen del cual estamos hablando. Hay un cuero por cada bovino que ingresa a faena.

Tampoco acá el gobierno parece dispuesto a hacer nada. De hecho, el régimen de protección que impide los cueros sin curtir (mediante altísimas y tramposas retenciones que se fijan en función del valor internacional del producto) goza de muy buena salud.

El gobierno de Cambiemos, que nunca se animó a desmantelarlo a pesar de muchas promesas, apenas habilitó una grieta, al permitir un cupo de 1 millón de piezas libre de aranceles. Pero la gestión de Alberto Fernández, ni bien asumió, eliminó esa resolución.

 

Y todo sigue como estaba. Con los cueros pudriéndose.

La novedad es que ahora esta acumulación amenaza la continuidad de la faena de bovinos, y con ello la provisión de carne. No debe haber nada tan amenazante para la Argentina como eso, además del Coronavirus.

FUENTE: Bichos de Campo

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