Martes, 22 Octubre 2019

Aviso para cavernícolas: restringir la exportación de carne implicará entrar en colisión con la política de seguridad alimentaria de China

Aviso para cavernícolas: restringir la exportación de carne implicará entrar en colisión con la política de seguridad alimentaria de China

Si Alberto Fernández llegase a resultar electo presidente el próximo 27 de octubre, la pugna entre oposición y oficialismo se dará dentro del ámbito de su propio gobierno

Dado que en el mismo convivirán cavernícolas que pretenderán replicar e incluso potenciar las políticas intervencionistas implementadas durante la gestión kirchnerista con peronistas que consideran que debe mantenerse al menos un marco mínimo de institucionalidad republicana.

Uno de los primeros objetivos de los cavernícolas será intervenir el mercado exportador de carne vacuna para destruir el valor de la hacienda pesada y las vacas gordas destinadas fundamentalmente a China.

Los que integran la cadena de valor cárnica saben bien que eso no tiene sentido alguno en la actual coyuntura porque el mercado interno se abastece de hacienda liviana, cuyo precio, a diferencia de las categorías de exportación, está planchadísimo. Pero a los cavernícolas eso no les interesa porque piensan la política como una obra de teatro en el cual su público debe ver cómo los buenos vencen a los malos.

Se les podría explicar que, en la actual coyuntura económica, en la cual muchas industrias manufactureras cierran, suspenden o despiden personal y tienen graves problemas financieros, los frigoríficos habilitados para exportar carne bovina a China trabajan al 100% de su capacidad con lista de espera de operadores que desear faenar para concretar negocios. Se les podría explicar cien veces. Pero no les interesaría porque tales datos no forman parte de su business plan.

Sin embargo, es bueno que sepan que, a diferencia de lo que ocurría trece años atrás, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner decidió cerrar el mercado de exportación de carne vacuna, en el actual escenario global una medida de esas características implicaría generar un conflicto con una de las principales potencias mundiales.

China, la nación más poblada del planeta con un estimado de 1435 millones de habitantes a la fecha, no se autoabastece de alimentos y este año perdió una gran parte de su stock de cerdos por una enfermedad (fiebre porcina africana) que impactó de lleno en una de las principales fuentes propias de proteínas cárnicas.

Los dirigentes del gobierno central chino iniciaron –en el marco de bloqueos comerciales esporádicos o totales contra EE.UU. y Canadá a modo de represalia por la “guerra comercial”– una carrera contra el tiempo para buscar de manera urgente sustituir el déficit interno de proteínas animales. No se trata de un lujo, sino de una cuestión de seguridad alimentaria, es decir, un problema de seguridad nacional. Traducido al criollo: algo con lo que no se jode.

Por tal motivo, una política que restrinja o interrumpa las exportaciones argentinas de proteínas cárnicas en la actual coyuntura entrará en colisión directa contra la soberanía alimentaria de una potencia que, además, puede ser la gran aliada –tanto en inversiones como en importaciones– del problema estructural que tiene la Argentina para generar las divisas necesarias para hacer funcionar la economía.

Luego de interrumpir el proceso de construcción de las represas santacruceñas, el presidente Mauricio Macri descubrió que el gobierno chino frenó la importación de aceite de soja y condicionó nuevas habilitaciones de ingreso de productos agroindustriales (problemas que cesaron cuando se reiniciaron las obras en la cual participa una corporación china).

Ya no existe un milímetro de margen para hacer enojar a los chinos, quienes suelen emplear castigos comerciales severos a los países díscolos. Si quieren intentarlo, de todas maneras, adelante. Pero suerte con eso.

FUENTE Ezequiel Tambornini - Valor Soja

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