Lunes, 04 Octubre 2021

Acuerdos en carne viva

Acuerdos en carne viva

Fue otra semana de diálogos, anuncios oficiales, más medidas económicas, acuerdos.

Algunos sectoriales, otros de mayor alcance. En dos de esos encuentros, con hiperactividad del nuevo gabinete presidencial, que se mueve con ahínco de remontada electoral y más allá también, funcionarios nacionales se vieron en negociaciones con representantes de productores agropecuarios y de la actividad agroindustrial y, por otro lado, con gerentes de grandes supermercados. Un trabajo conjunto entre el Ministerio de Agricultura y la Secretaría de Comercio de la Nación para, entre otros puntos relevantes, evitar “comportamientos especulativos”.  

En estas reuniones, donde primó la cordialidad y no faltaron remachados pedidos oficiales de colaboración para evitar “subas injustificadas”, una estrategia amigable que hasta el momento no dio resultados esperables para el oficialismo, se apuntó de manera explícita y no tanto a la problemática de la inflación, un tema urgente que afecta con mayor dureza a los sectores más pobres.

El alza de los precios de los alimentos, hasta el momento, aventaja a ingresos, salarios y jubilaciones pese a refuerzos adicionales, bonos y reapertura de paritarias, con empuje del gobierno de Alberto Fernández en pos de mejorar el poder de compra de las mayorías populares.

Se flexibiliza la exportación de carne y libera ventas de la categoría vaca “vieja” con destino a China, bovino de geriátrico, diría CFK, sin capacidad reproductiva que no se consume en el mercado interno y tiene como principal comprador al gigante asiático.

En el último tiempo, China, de importantes vínculos agro comerciales con Argentina, pasó de comprar carne sin hueso a la res entera, en un contexto de altos precios internacionales de commodities agropecuarias.

En tanto, continuará hasta fin de año la prohibición de embarques de cortes vacuno de consumo masivo para los argentinos, como el asado, con el objetivo planteado por la administración del Frente de Todos de “mantener la oferta y contener los precios locales”, que desde la era Macri vienen aumentando fuerte en góndola de súper o mostrador de carnicería, convirtiéndola en un bien de lujo para el ajustado bolsillo del pueblo trabajador.

El levantamiento total de los envíos de carne a China “no da ninguna razón” para que vuelva a subir el precio interno del asado, repitió el nuevo ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación Julián Domínguez, que ya ocupó ese cargo entre 2009 (pos 125) y 2011, durante la primera presidencia de Cristina. Domínguez, dicho por él, fue uno de los promotores del negocio de vender carne a China durante su primera gestión ministerial.

Según comentó, “el gobierno busca sostener los mercados externos para darle sustentabilidad a la actividad ganadera sin descuidar el abastecimiento interno de carne”, alimento que consideró “un bien público de carácter cultural”.

Desde la Mesa de Enlace, en cambio, deslizaron que la medida oficial hará aumentar el precio del kilo vivo de la vaca vieja o conserva, la mayor parte en manos de pequeños y medianos productores (se calcula que en campos hay unas 140 mil cabezas de ganado de esa categoría más unas 50 mil toneladas en cámaras frigoríficas que podrán exportarse), y que esto repercutirá en precios de terneros y novillos, hacienda de calidad, con el consiguiente impacto en el resto de la cadena cárnica, hasta llegar al último eslabón, el consumidor.  

También entra en juego la típica mayor demanda de cortes para la parilla en la temporada primavera-verano y los aumentos en ingresos familiares y salarios que impulsa el gobierno, que a la par alientan típicas avivadas con los precios de parte de oligopolios y monopolios, grandes frigoríficos y grandes cadenas de supermercados, a los que el gobierno les solicitó evitar aumentos distorsivos en productos que no estén alcanzados por controles oficiales, como el programa Precios Cuidados o el acuerdo de precios para la carne.     

La Mesa de Enlace, en realidad, pedía reapertura plena para todo el mercado cárnico, con el consecuente golpe para el precio local… y el que quiere celeste, que le cueste. La medida les dejó a los ruralistas, difíciles de conformar, un sabor agridulce.

Domínguez, que desde el minuto cero anda de reunión en reunión mostrando gestión, fumó al pipa de la paz y desactivó rápidamente el conflicto siempre latente con la SRA, FAA, CRA y Coninagro y obtuvo respaldo de gobernadores peronistas de provincias ganaderas, como el santafesino Omar Perotti, crítico de los límites que regían para las exportaciones a China, medida que logró frenar la veloz escalada del valor interno de la carne.

El Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas ve con “esperanza” los anuncios del gobierno. La medida oficial busca “cuidar y mejorar el empleo” en la industria frigorífica. “Para Santa Fe es una buena noticia porque lleva tranquilidad a los casi diez mil trabajadores de la carne que tiene la provincia”, dijo el diputado nacional Germán Martínez (FdT-Santa Fe).

Lejos de la idea político-mediática que se quiso instalar sobre el supuesto cierre total de exportaciones o “cepo a la carne”, 2020, durísimo por la crisis sanitaria y económica, fue un año récord para la exportación de carne argentina. Este año, según proyecciones de la cartera agropecuaria, más allá de los cupos que rigieron para las exportaciones de vaca conserva, sumadas a las cuotas arancelarias y las exportaciones permitidas dentro de ese saldo exportable, los envíos al exterior alcanzarán un volumen en torno a las 800 mil toneladas, cerca de un tercio de la producción de carne argentina, que cuenta con un total de 53 millones de cabezas, rodeo que está al límite por el corrimiento y ampliación de la frontera agrícola.

¿Todos comen?

«Nuestra estrategia está orientada a incrementar la productividad, a defender el negocio de las exportaciones y también defender el derecho de los argentinos a comer carne», sostuvo Domínguez, y agregó: «No somos empleados de los frigoríficos ni de los mercados. China es una oportunidad, no un problema. Hay que agregar valor y ordenar el negocio para que se beneficien todos, no sólo los productores más grandes. Junto al Inta, Senasa y universidades queremos diseñar una estrategia que ponga el interés general por sobre los negocios particulares».   

Entre otras señales de mejor sintonía con el sector, el gobierno envió para que sea tratado en el Congreso un proyecto de ley de incentivos a la agroindustria coordinado con el Consejo Agroindustrial Argentino. Queda pendiente para la nueva gestión en Agricultura retomar el diálogo con «el otro campo» agrupado en la Mesa Agroalimentaria, «el campo que alimenta» y que ubica a la soberanía alimentaria por delante del agronegocio.

Argentina exporta lo mismo que consumen sus habitantes. Esto pasa con la carne y otros alimentos y productos vinculados a la agroindustria. Las retenciones y los cupos de exportación son herramientas de política económica que sirven para administrar el comercio exterior, sector importante, entre otras cosas, por generar dólares genuinos.

Con la pandemia más controlada aunque sin revertir el impacto socioeconómico para las mayorías populares que la crisis sanitaria agudizó, con vaporosa reactivación todavía lejos de recomponer ingresos, pulverizados desde el macrismo, el Frente de Todos sigue en modo relanzamiento con vista a las elecciones legislativas del 14 de noviembre y con la intención de recuperar los votos perdidos en las primarias abiertas. Ese mandato que trasciende lo electoral no armoniza con alimentos caros y salarios comprimidos.

FUENTE: Redacción Rosario

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