Exportaciones de carne vacuna: más volumen, menores precios y alta incertidumbre
Fernando Herrera, directivo de la Asociación de Productores Exportadores Argentinos, explica qué está pasando con las ventas de carne a los dos principales mercados: China y Europa. Además destaca la actitud de la demanda interna en un contexto de creciente crisis.
Este año las exportaciones crecieron significativamente. Si uno mira los números fríos, se destaca un nuevo y notable incremento en las ventas totales, pero especialmente a China, donde pesa el faltante de carne de cerdo por la difusión de la peste porcina africana, que castigó a su rodeo y a la producción de esta especie.
Pero aun así las ventas a ese y a los demás destinos se fueron dando de forma muy cambiante, debido a los impactos que causó el corona- virus.
En ese contexto, las empresas debimos aprender a administrar niveles de mayor incertidumbre a la que estábamos acostumbrados; tuvimos que adaptarnos a los problemas que fueron surgiendo y a los desafíos que planteó la pandemia.
En tal sentido, hay que resaltar que si bien es cierto que aumentó el nivel de faena y las ventas al extranjero, cabe señalar que hubo costos crecientes para las fábricas, como por caso la extensión de los turnos, la falta de personal por haber tenido contacto estrecho con contagiados, la implementación de protocolos, etc.
Todo eso sumó costos e ineficiencias, sin contar que además sigue siendo un problema la falta de precios y mercados para subproductos como el cuero. Y además nadie sabe qué puede llegar a pasar con las exportaciones de carne, porque si hubiera rebrotes más significativos, los coletazos se seguirán sintiendo en las cotizaciones y quizás también en el ritmo de ventas.
En el caso del mercado chino, este año tuvo diferentes niveles de demanda: tuvimos varias etapas con aceleraciones y frenos en el volumen y en los valores, pero en las últimas semanas pareciera que se estabilizó.
Además hubo demoras por los controles que implementaron a los embarques, pero lo cierto es que siguen comprando y pareciera que ya están haciendo operaciones para abastecerse del producto, pensando en los festejos por el año nuevo chino, que tendrán lugar a fines de enero y principios de febrero.
Lo que sale a China tiene diferentes formatos: se manda carne de vaca en 6 o hasta 24 cortes, también cortes de la rueda, garrón y brazuelo, algunos cortes de novillo y cortes con hueso. Todo va congelado, porque el buque tarda 45/50 días en llegar a los puertos asiáticos y si se agrega el plazo necesario para la distribución de la carne, quedan muy pocos días de vida útil para la carne enfriada.
En cuanto a los precios, si bien varían casi en forma semanal, se puede decir que los cortes en sets promedian los 4.000 a 4.200 dólares la tonelada, los de la rueda 4.500 dólares y el garrón y brazuelo alrededor de los 4.800 dólares. Son precios significativamente más bajos que los logrados en los últimos meses del año pasado, cuando se produjo el boom de compras. Los precios actuales están 30 a 40% por debajo de aquellos registros.
A China se vende cerca del 75% de todo lo que exporta nuestro país, es el gran traccionador de los embarques argentinos y del comercio global de carne vacuna.
Eso genera para la Argentina una suerte de dependencia de la que mucho se viene hablando, pero lo cierto es que no hay ningún otro mercado que lo supere en volumen o valor. Por caso Rusia compra mucho menos y a menores precios.
Además, si los exportadores decidiéramos dejar de hacer ventas al gigante asiático, tendríamos menos poder de compra para la hacienda. No hay a la vista una solución que permita diversificar más los merca dos internacionales, más allá de la preocupación que genera la dependencia de China.
En cuanto a las ventas a Europa, este año también tuvo muchos altibajos. En el período marzo-junio, cuando se dio el pico de la pandemia, su demanda desapareció y los va- lores de los cortes del rump and loin Hilton descendieron hasta los 8.000 dólares por tonelada.
Luego, cuando se liberaron las cuarentenas, hubo un boom de compras, porque los importadores no tenían stock y salieron a comprar carne enfriada. Eso llevó los precios del rump and loin a los 14.000 dólares por tonelada; posteriormente el valor descendió a los 11.000/12.000 dólares y en las últimas semanas volvió al piso de los 8.000/9.000 dólares.
Además hay que contemplar el ingreso de carne en el marco de la cuota 481. En octubre arranca un nuevo ciclo y en los primeros días de ese mes se producirá el ingreso de todo lo que fue producido para aprovechar ese cupo. Eso genera, al menos por unas semanas, una mayor oferta que también limita las posibilidades de mejora del precio de la carne dentro de la cuota Hilton.
Pero más allá de esto, la nueva caída de los precios que paga Europa tiene que ver más con que hay rebrotes del coronavirus en varias regiones, lo que limita la vida social y en definitiva las ventas que se dan en el canal Horeca (hoteles, restaurantes y catering).
Un dato para destacar es que si bien los precios que pagan los compradores de ese mercado cayeron significativamente, no bajó el valor del novillo de exportación, porque hay poca oferta de esta categoría, la que se restringe todavía más a la hora de conseguir animales que hayan sido terminados según los requisitos que exige el protocolo Hilton.
Entonces la combinación de precios sostenidos por la hacienda, baja marcada de la carne, por la que a su vez hay que pagar 9% de derechos de exportación, complica la integración de la media res.
El resultado económico de las exportaciones de carne este año se fue ajustando por la caída en los precios en China y Europa, el sostenimiento de los valores de novillos y vacas y además porque los frigoríficos debieron asumir más costos e ineficiencias, por lo que implica trabajar con menos personal y adaptar los procesos productivos a los protocolos que obliga el Covid-19.
En cuanto a los demás mercados, se puede destacar el buen ritmo de ventas que hubo hacia Estados Unidos, lo que permitió cumplir de forma temprana con la cuota de 20 mil toneladas, que tiene un arancel muy bajo, de apenas 44 dólares por tonelada.
Ahora hay que ver si se sostienen los negocios pagando un arancel de 26,4%. Además, ese país está regularizando la producción interna porque se va superando el fuerte impacto que tuvo el coronavirus en los frigoríficos y por lo tanto necesita importar menos. No creo que en adelante se vayan a repetir los altos volúmenes de venta mensuales, que llegaron a las 6 mil o 7 mil toneladas, como fue el caso de junio o julio.
En cuanto al mercado interno, hay que destacar su buen comportamiento, pese a la crisis económica que se agravó con la pandemia. La demanda local en los últimos me- ses está absorbiendo más carne: el promedio está por encima de los 50 kilos por habitante y por año, con precios que mejoraron 55% en forma interanual, es decir por encima de la inflación. Este es un dato más que positivo para la cadena.
Muchas veces los operadores suelen expresar el mal humor social y las complicaciones que van enfrentando a diario, que son muchas, pero lo cierto es que los números indican que el mercado interno, a pesar de los problemas, se está comportando en forma satisfactoria.
Es cierto que esa suba de precios de 55% no alcanza para que los feed-lots tengan un resultado económico positivo. Los engordes no pueden compensar el valor de compra de la hacienda, ni el encarecimiento del alimento que se dio en las últimas semanas, pero, de todos modos, no se puede dejar de señalar que los incrementos en la góndola y en la hacienda para faena fueron significativos, superaron a la inflación y son también indicadores positivos respecto del interés por el producto de demanda local.
En este caso, al igual que en las exportaciones, es muy difícil pronosticar la evolución sobre todo de precios, mientras estemos atravesados por la situación de pandemia. De todos modos, tenemos que destacar el interés por consumir carne vacuna.
FUENTE: Informe Ganadero